Suelo ir a casa de mis abuelos maternos cuando quiero pensar tranquilamente sobre la Semana Santa, cuando necesito clarificar mis ideas, cuando empiezo a no encontrarle sentido a algunas coas. Allí es sencillo, el armario del baño todavía huele al after shave de mi abuelo (Floïd, como debía ser), los cajones de ropa a jabón Heno de Pravia y el armario de madera en el que mi abuela guardaba todos sus recuerdos más preciados sigue oliendo a eso, a lugar prohibido, a cofre de los tesoros, a los papeles de su esposo, a mi niñez y a su vejez.
Me entretengo hojeando los legajos de mi abuelo, donde apuntaba sus ideas, sus listas de cosas por hacer en San Juan (¡madre mía si las hubiese hecho todas!), los recibos de los tambores, de los empujatronos, del florista, ... también hay fotos, no muchas porque no era muy de "eso". La reina de las fotos era mi abuela, le encantaba salir en ellas y tener muchas fotos de la familia, de sus nietos, de sus hermanos, de sus hijas, de sus compañeros de trabajo, ...
A lo que voy, pasando distraidamente fotos que he visto miles de veces me he parado en ésta, también hay varias copias en casa de mis padres y yo mismo tenía otra por casa, pero no se porqué razón (bueno, ahora sí) me he parado a mirarla y le he dado la vuelta. Nunca, nunca le dí la vuelta a esa foto, jamás había leído eso, ni jamás me expresó ese deseo. Yo, sin saberlo, cumplí su deseo, hoy ella me ha hecho recordar los míos..
Realmente no se si alguien lee éste blog, y de los que puede que lo lean no muchos entenderán lo que significa ésto. Pero hay algunos que sí, que entienden lo que ésto puede llegar a significar para mí y para ellos.
Gracias, abuela.