Los "bajos", esos cuarteles generales que en Cuaresma eran un hervidero de sanjuanistas ávidos por encontrarse de nuevo con sus hermanos y echar una mano en lo que se pudiese. El de la Calle del Aire, el de la Palza de San Francisco, el de La Económica, el de la Calle Campos, el de la Calle Palas, ...
Todos ellos nos servían de descanso tras las procesiones, como lugar de tertulia permanente, como escuela de sanjuanistas pues allí, aprendíamos de nuestros mayores todo lo que se tiene que saber de procesiones: desde cómo ponerse los pantalones debajo de la túnica, hasta cómo ponerse el capuz antes de entrar a la Iglesia, pasando por infinidad de historias y anécdotas que hacían las delicias de todos cuantos pasábamos por allí.
Sólo se hablaba de eso: de Semana Santa y de más Semana Santa. ¡Cómo me gustaría que mis hijas y todos los jóvenes sanjuanistas tuviesen la gran suerte que mi generación y las anteriores tuvieron! ¡Qué pena que no hayamos sabido aprender de nuestros mayores: de sus enseñanzas y de sus errores!
Todos ellos nos servían de descanso tras las procesiones, como lugar de tertulia permanente, como escuela de sanjuanistas pues allí, aprendíamos de nuestros mayores todo lo que se tiene que saber de procesiones: desde cómo ponerse los pantalones debajo de la túnica, hasta cómo ponerse el capuz antes de entrar a la Iglesia, pasando por infinidad de historias y anécdotas que hacían las delicias de todos cuantos pasábamos por allí.
Sólo se hablaba de eso: de Semana Santa y de más Semana Santa. ¡Cómo me gustaría que mis hijas y todos los jóvenes sanjuanistas tuviesen la gran suerte que mi generación y las anteriores tuvieron! ¡Qué pena que no hayamos sabido aprender de nuestros mayores: de sus enseñanzas y de sus errores!
Foto tomada en el bajo de la Calle Campos. Julio Ortuño en primer plano rodeado de algunos de "sus sanjuanistas".
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